Los informes preocupantes siguen publicándose  por parte de Organismos Oficiales de Naciones Unidas sin que los países y menos las multinacionales, se tomen en serio las consecuencias graves y alarmantes que estamos padeciendo y que se incrementarán de una forma brutal en los próximos años. Los muertos y damnificados se cuentan por millares debido a los primeros coletazos que estamos recibiendo ante un planeta herido que se lamenta de sus profundas heridas.

Los gobiernos siguen echando a la culpa a los ciudadanos por este cambio climático y poniendo impuestos altos a los que utilizan coches diesel que anteriormente fueron vendidos como los más ecológicos del mercado. Pero estos mismos gobiernos cierran los ojos frente a las industrias y multinacionales, que son las verdaderas responsables de los gases de efecto invernadero que no sólo se originan por el Dióxido de Carbono, sino por muchas otras causas como por ejemplo el vapor de agua, metano, Oxido Nitroso o clorofluorocarbonos.

Pero la pasividad de los gobiernos es el principal problema del Cambio Climático, una pasividad exagerada que lleva ya decenas de años ralentizando mientras que los problemas se agravan cada vez con más rapidez. Las columnas de personas que huyen de sus hogares en busca de un lugar donde puedan vivir sin que los monzones o la sequia arruinen sus vidas, son cada vez más numerosas y los muertos por causas directas o indirectas de la destrucción de nuestro clima se elevan a millares cada año, con una incidencia cada vez más alarmante. Para Naciones Unidas la humanidad está en camino de un aumento catastrófico de la temperatura superior a los 3 grados, lo que tendrá devastadoras consecuencias sobre el planeta.

Con el Covid-19, los gobiernos del mundo se han puesto de acuerdo para combatir la pandemia pese a las pérdidas económicas de los pequeños comerciantes y la pérdida de puestos de trabajo por parte de la población en general, haciendo que la pobreza se extienda peligrosamente a capas sociales que antes sobrevivían con sus pequeños sueldos. Como en realidad no ha afectado para nada a las grandes multinacionales e industrias de todos los sectores, las medidas de los gobiernos han sido efectivas y rápidas, tomadas del día a la noche, sin importar las consecuencias y con ayudas mínimas a unos pocos afortunados que le hayas llegado, en una administración que se ha vuelto incomprensiblemente lenta, sin dar servicios a los ciudadanos y con meses de espera para realizar una sencilla gestión pública.

Sin embargo lo que se nos viene encima no es una Pandemia, es una destrucción total de nuestras sociedades y de las generaciones futuras, en enorme tsunami que pondrá en jaque la estabilidad de las naciones del mundo en la lucha por los escasos recursos naturales, en la lucha por el preciado liquido elemento que sustenta nuestras vidas y que está ya en manos de las multinacionales a pesar de ser el agua un bien indispensable para la humanidad y siendo reconocido por Naciones Unidas en 2010 como  derecho humano el agua y su saneamiento.

Nos abocamos a un aumento catastrófico de temperatura superior a 3 grados centígrados sobre los niveles preindustriales de este siglo. Antonio Guterres, Secretario General de la ONU ha declarado a primeros de diciembre de 2020, que “nuestro planeta está quebrado”, que la humanidad por no decir los gobiernos responsables, están librando una guerra suicida contra la naturaleza y afirma que “la naturaleza siempre contraataca y lo hace cada vez con más fuerza y furia”. ¿Se necesita acaso palabras más claras? La biodiversidad se está colapsando en algunos lugares muy peligrosos que amenazan con el equilibrio de nuestro planeta. Y no se hace nada. No se exige a las industrias y multinacionales el cambio radical de sus estructuras. No se inspecciona a las empresas de reciclaje y el destino final de sus residuos y sus reconversiones. No se castiga a las empresas nacionales que en terceros países arrasan los recursos naturales sin control. No se crea una cumbre mundial para que los países corruptos responsables de las migraciones masivas o de los países industriales que “roban” sus recursos destruyendo por ejemplo la pesca tradicional, tomen medidas inmediatas para que todas las personas puedan vivir en sus países de origen con dignidad. Solo se reacciona de forma inmediata como con la pandemia, cuando los perjudicados son el pueblo y no las multinacionales. Guterres afirma que es hora de que termine esta guerra contra el planeta y que debemos declarar un alto el fuego permanente y reconciliarnos con la naturaleza. Pero yo añadiría algo de lo que Guterres no se atreve a decir en la misma terminología bélica empleada. Los generales que son los que utilizan las estrategias militares para ganar la guerra y llevan a miles de hombres a la muerte mientras ellos en sus despachos juegan a la guerra con figuras sobre un mapa enorme, son los responsables de que el mundo esté como esté, responsables de la falta de dignidad humana y esos generales son el equivalentes a los políticos en la realidad. Es cierto como en las batallas, que hay generales buenos y malos. También en la política existen hombres y mujeres muy comprometidos pero que sin embargo se encuentran muchas veces con las manos atadas por incluso los de su mismo partido.

Es por ello que debemos exigir a los que nos representan y muchas veces humillan, a los que les pagamos el sueldo exagerado para estar en sus sillones dando muchas veces espectáculos bochornosos, que la política está para servir al pueblo y su dignidad. Y en esa dignidad se encuentra actuar rápidamente contra el cambio climático pese a quien le pese, terminando con las puertas giratorias de los políticos a las industrias que son el pago de sus servicios públicos. La sociedad no se merece esta ceguera construida en pilares de papel insostenible , donde millones de personas sufrirán por la pasividad consentida de los que hoy gobiernan mirando solo a sus intereses y calentando sus sillones de por vida. La gente necesita reencontrarse con la naturaleza. El mundo necesita vivir en paz con su entorno, vivir en armonía en nuestra única casa, nuestro planeta Tierra.

Dentro de la UICN y más en concreto dentro del Grupo de Trabajo del Cambio Climático, debemos aunar esfuerzos para no quedarnos atrás de otras Asociaciones medioambientales y estudiar formas y comunicados para lanzar a los políticos de todos los partidos nuestras propuestas como ya lo hicimos recientemente ente el Ministerio de Transición Ecológica. Seguir con nuestros objetivos propuestos y dar comunicados de prensa en nombre de la UICN. Si no lo hacemos…. ¿para que servimos estar unidos? Recientemente varias Asociaciones miembros de la UICN han llevado a los tribunales al Gobierno de España por la falta del Compromiso adquirido en Paris hace cinco años en la lucha contra el Cambio Climático. ¿Por qué no nos hemos unido también a esa demanda como UICN? Algo falla en nuestra estructura que deberíamos reflexionar hondamente. Si no, nos convertiremos sinceramente en un grupo de entidades en las que solo estaremos para reunirnos un fin de semana cada año disfrutando con todos los gastos pagados amparados en una sigla UICN que en España no tendría ningún sentido de lucha, solo el mero decorativo de un escudo sin compromiso.

Es una crítica constructiva. Pero entiendo que el luchar por la biodiversidad de nuestro planeta es mucho más que un mero compromiso, es una razón de vivir por proteger nuestro planeta y asegurar la supervivencia de las generaciones futuras.

PEDRO POZAS TERRADOS

PROYECTO GRAN SIMIO