Analisis del grado de cobertura de la Lista Roja de Ecosistemas de la UICN en España.

La Lista Roja de Ecosistemas (LRE) es una herramienta innovadora para la evaluación y el monitoreo del estado o estatus de los ecosistemas. Su finalidad es evaluar el estado de «salud» y los niveles de amenaza a los que se enfrenta cada ecosistema, así como identificar las vías de gestión más eficaces para reducir los riesgos y la pérdida de biodiversidad.

Debido a la crisis ambiental que atraviesa nuestro planeta, es muy importante entender mejor la dinámica y los procesos de los ecosistemas, identificar qué ecosistemas están sanos y cuáles están en riesgo de colapso (un ecosistema alcanza a un estado de colapso cuando llega la etapa final de degradación), identificar las principales amenazas y las posibles formas de mitigar o eliminar su impacto, y hacer un seguimiento de los impactos de las medidas de conservación, con el fin de identificar las más eficaces y eficientes.

El proceso de creación de una Lista Roja de Ecosistemas de la UICN se presentó en el Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN en 2008 y, desde entonces, la Comisión de Gestión de Ecosistemas de la UICN ha centrado su atención en consolidar los criterios de evaluación a fin de categorizar los ecosistemas según su riesgo de colapso y realizar proyectos piloto sobre este tema en distintos países. Si bien el proceso de evaluación de los ecosistemas del mundo está en curso y van a publicarse valoraciones regionales tan pronto como estén disponibles, la cobertura mundial completa de todos los ecosistemas de la Tierra (marinos, terrestres, de agua dulce y subterráneos) está prevista para el año 2025.

Para realizar una evaluación de la LRE. El proceso general de una evaluación de riesgos consiste en definir el/los ecosistema(s) objetivo, el área, los objetivos de la evaluación y el equipo de trabajo, describir el ecosistema a evaluar, recopilar los datos disponibles para evaluar las tendencias de cambio, validar los datos disponibles y evaluar la necesidad de trabajo de campo adicional, y realizar la evaluación del riesgo de los ecosistemas, aplicando los criterios del protocolo LRE hasta asignar una categoría final a cada ecosistema.

Una evaluación LRE nos permite asignar cada ecosistema evaluado a una de las 8 categorías estándar (Figura 1), siguiendo un protocolo sólido, transparente y basado en pruebas (Tabla 1). Además, cada evaluación permite mejorar nuestra comprensión sobre los componentes y el funcionamiento del ecosistema, así como sus contribuciones a los servicios de los ecosistemas, recopilar y sintetizar datos espaciales y temporales relevantes para supervisar el estado del ecosistema, diagnosticar las principales amenazas que conducen a la pérdida de biodiversidad, identificar la información que falta y las necesidades de investigación.

Colapsado (CO). Un ecosistema está Colapsado cuando es prácticamente seguro (99-100%) que las características bióticas o abióticas que lo definen han desaparecido de todas las ocurrencias, y la biota nativa característica ya no es sostenida. El colapso puede ocurrir cuando la mayoría de los componentes diagnósticos de la biota nativa característica han desaparecido del sistema, o cuando los componentes funcionales (la biota que desempeña las funciones principales en la organización del ecosistema) se reducen considerablemente en abundancia y pierden la capacidad de reclutar.

En Peligro Crítico (CR). Un ecosistema está En Peligro Crítico cuando la mejor evidencia disponible indica que cumple con cualquiera de los criterios desde A hasta E para la condición En Peligro Crítico. Por lo tanto, se considera que tiene un riesgo extremadamente alto de colapso.

En Peligro (EN). Un ecosistema está En Peligro cuando la mejor evidencia disponible indica que cumple con cualquiera de los criterios desde A hasta E para la condición En Peligro. Por tanto, se considera como que está en un muy alto riesgo de colapso. Vulnerable (VU) Un ecosistema es Vulnerable cuando la mejor evidencia disponible indica que cumple con cualquiera de los criterios desde A hasta E para la condición Vulnerable. Por tanto, se considera que está en un alto riesgo de colapso.

Casi Amenazado (NT). Un ecosistema está Casi Amenazado cuando ha sido evaluado contra los criterios y no califica de momento para las categorías En Peligro Crítico, En Peligro o Vulnerable, pero está cercano a calificar o es probable que califique en una categoría de amenaza en un futuro cercano.

Preocupación Menor (LC). Un ecosistema es considerado Preocupación Menor cuando ha sido evaluado contra los criterios y no califica para las categorías En Peligro Crítico, En Peligro, Vulnerable o Casi Amenazado. Ecosistemas ampliamente distribuidos y relativamente no degradados son incluidos en esta categoría.

Datos Insuficientes (DD). Un ecosistema se considera como Datos Insuficientes cuando la información disponible no es adecuada para realizar una evaluación directa, o indirecta, de su riesgo de colapso basado en la disminución de la distribución, alteración de las funciones ecológicas o degradación del ambiente físico. Datos Insuficientes no es una categoría de amenaza, y no implica ningún nivel de riesgo de colapso. El listar ecosistemas en esta categoría indica que su situación ha sido revisada, pero que se requiere más información para determinar su estatus de riesgo.

No Evaluado (NE). Un ecosistema se considera No Evaluado cuando todavía no ha sido evaluado contra los criterios.

Los usos de la LRE son: proporcionar información clave para apoyar la gestión de los ecosistemas, la toma de decisiones y las políticas públicas adecuadas, identificar las principales amenazas que afectan a los ecosistemas y dónde se distribuyen, apoyar la planificación territorial y de las áreas protegidas, apoyar la priorización y el seguimiento de las acciones de restauración, completar la información clave sobre la biodiversidad proporcionada por otros productos de conocimiento de la UICN, como la Lista Roja de Especies Amenazadas, la Base de Datos Mundial de Áreas Protegidas y la Base de Datos Mundial de Biodiversidad Clave.

Uno de los objetivos es la conservación de al menos el 30% de las áreas terrestres y marinas del mundo a través de “sistemas de áreas protegidas gestionados de manera efectiva y equitativa, ecológicamente representativos y bien conectados”. Los expertos esperan que este plan, conocido como 30×30, contribuya a alcanzar los objetivos a largo plazo de aumentar al menos un 15% el área, la conectividad y la integridad de los ecosistemas naturales, reducir al menos diez veces la tasa de extinciones y reducir a la mitad el riesgo. de extinciones de especies en todos los grupos taxonómicos y funcionales para 2050.

Estos ambiciosos objetivos requerirán una acción colectiva audaz y transformadora de todos los sectores de la sociedad. Para lograrlos, los gobiernos, las empresas y la sociedad civil necesitarán la capacidad de priorizar ecosistemas, lugares e intervenciones para detener la disminución de la biodiversidad; medir, monitorear e informar sobre el progreso; y ajustar las estrategias en consecuencia. Una de las herramientas que hacen esto posible es la Tipología Global de los Ecosistemas de la UICN (TGE).

La TGE de la UICN es el primer marco de clasificación completo para clasificar y cartografiar todos los ecosistemas de la Tierra, que integra sus características funcionales y de composición. Esta nueva tipología permite adoptar enfoques más coordinados y eficaces para identificar qué tipos de bosques, arrecifes y humedales, por ejemplo, son más críticos para la conservación de la biodiversidad y el suministro de servicios de los ecosistemas, y cuáles corren mayor riesgo de colapso.

La Tipología Global de los Ecosistemas consta de seis niveles jerárquicos que permiten su aplicación a escala global y local (Figura 2). Los tres niveles superiores (dominios, biomas funcionales, y grupos funcionales de ecosistemas) clasifican los ecosistemas en función de sus características funcionales (como las funciones estructurales de las especies fundamentales, el régimen hídrico, el régimen climático o la estructura de la red alimentaria), en lugar de basarse en las especies que viven en ellos. Los tres niveles inferiores de clasificación (ecotipos biogeográficos, tipos de ecosistemas globales y tipos de ecosistemas sub-globales) a menudo ya están en uso e incorporados en la infraestructura de políticas a nivel nacional y pueden vincularse a estos niveles superiores. Esto es crucial, ya que la acción de conservación importante ocurre a nivel local, donde residen la mayoría de los conocimientos y datos específicos del ecosistema.

Nivel 1. Dominio (Realm). Es uno de los cinco componentes principales de la biosfera que difieren fundamentalmente en la organización y función del ecosistema: terrestre, de agua dulce, marino, subterráneo, atmosférico y combinaciones de estos (dominios de transición). Debido a que la variación en la naturaleza es continua, también se incluyen dominios de transición, donde los estos coinciden y tienen su propia organización y función únicas.

Nivel 2. Bioma (Biome). Es un componente de un dominio unido por características generales de la estructura del ecosistema y uno o unos pocos impulsores ecológicos principales comunes que regulan las principales funciones ecológicas, organizado de arriba hacia abajo por subdivisión de dominios.

Nivel 3. Grupo funcional de ecosistemas (Functional group). Es un grupo de ecosistemas relacionados dentro de un bioma que comparten impulsores ecológicos comunes, que a su vez promueven rasgos bióticos similares que caracterizan al grupo. Organizado de arriba hacia abajo por subdivisión de biomas.

Nivel 4. Ecotipos biogeográficos (Biogeographic ecotypes). Son expresiones ecorregionales de un grupo funcional del ecosistema. Son representantes de variantes geográficas compositivamente distintivas que ocupan diferentes áreas dentro de la distribución global de un grupo funcional.

Nivel 5. Tipos de ecosistemas globales (Global ecosystem types). Son un conjunto de organismos, con procesos ecológicos similares y con un entorno físico asociado dentro de un área ocupada por un grupo funcional del ecosistema, pero con una diferencia sustancial en la composición de los organismos.

Nivel 6. Tipos de ecosistemas subglobales (Local ecosystem types). Se organizan de abajo hacia arriba (nacional o regional), ya sea directamente a partir de observaciones terrestres o agregando el nivel más bajo. Estas son subunidades o grupos anidados de subunidades dentro de un tipo de ecosistema global, con una composición más parecida entre sí que otros tipos de ecosistemas globales.

Estos tres últimos niveles suelen ser clasificaciones ya establecidas, a veces organizadas como una subjerarquía de múltiples niveles, derivadas directamente de las observaciones terrestres.

El desarrollo de una Tipología Global de Ecosistemas está actualmente en curso (liderado por el Comité de Estándares Científicos de la LRE, y el Grupo Temático de la LRE de la CGE). Este trabajo está guiado por investigaciones recientes en clasificaciones de vegetaciones terrestres y ambientes marinos, y trata de promover cruces transparentes y repetibles entre tipologías sub-globales cumpliendo ciertas especificaciones. Mientras tanto, el Esquema de Clasificación de Hábitats de UICN (https://www.iucnredlist.org/es/resources/classification-schemes) proporciona un marco comparativo útil para las evaluaciones de ecosistemas tipo contrastantes en un rango de escalas temáticas.

La Lista Roja Europea de Hábitats revisa el estado actual de todos los hábitats naturales y seminaturales terrestres, de agua dulce y marinos y destaca las presiones a las que se enfrentan. Utilizando una versión modificada de las categorías y criterios de la Lista Roja de Ecosistemas de la UICN, abarca la Unión Europea, Islandia, Noruega, Suiza y los países balcánicos y sus mares vecinos. Se evaluaron más de 230 hábitats terrestres y de agua dulce. Se trata de una herramienta totalmente nueva y completa para revisar los compromisos de protección y restauración del medio ambiente en el marco de la Estrategia de Biodiversidad EU2020. Además de la evaluación de la amenaza, la Lista Roja contiene un conjunto único de información sobre cada hábitat: desde una descripción completa hasta mapas de distribución, imágenes, enlaces a otros sistemas de clasificación, detalles sobre la presencia y las tendencias en cada país y listas de amenazas con información sobre el potencial de restauración. Tras un estudio de viabilidad en 2012, se utilizó una tipología de hábitat basada en la clasificación jerárquica de hábitats EUNIS (Sistema de Información sobre la Naturaleza, el cual reúne datos europeos de varias bases de datos y organizaciones en tres módulos interrelacionados sobre sitios, especies y tipos de hábitat; el sistema de información EUNIS es una contribución a la base de conocimiento para implementar la Estrategia de Biodiversidad para 2030), desarrollándose dos publicaciones de la Lista Roja, una para hábitats marinos y otra para hábitats terrestres/de agua dulce, contando con 509 hábitats evaluados. La Lista Roja de Europa de Hábitats complementa los datos recogidos sobre los tipos de hábitat del Anexo I del artículo 17 de la Directiva Hábitats, ya que abarca un conjunto de hábitats mucho más amplio que los legalmente protegidos esta Directiva.

 

AVANCE Y GRADO DE COBERTURA DE LA LISTA ROJA DE ECOSISTEMAS DE LA UICN EN ESPAÑA

En la base de datos de la Lista Roja de Ecosistemas, se clasifican 509 tipos de ecosistemas distintos en todo el mundo, de los cuales la gran mayoría (500), abarcan regiones terrestres, y el resto, marinas.

Los principales ecosistemas, clasificados según sus grupos funcionales, presentes en España están definidos, pero no se ha evaluado su estatus.

En los datos de los ecosistemas que contienen información sobre las categorías de amenaza, es decir, que han sido evaluados, diferenciamos según las regiones. En España, la región terrestre correspondiente es Europa, y las marinas Mediterráneo y Atlántico nororiental. En Europa, se cuentan con 22 ecosistemas terrestres incluidos en la Lista Roja de Ecosistemas; concretamente, en España, aún no hay evaluaciones. Respecto a la región marina, ocurre también esto último, aún no hay evaluaciones en el territorio español.

A pesar de no contar con esta información para España, la LRE tiene una base de datos de los grupos funcionales, como se ha explicado anteriormente. Dentro de estos, son de nuestro interés: España (terrestre), Mar Mediterráneo, Océano Atlántico (Litoral ibérico y Canarias). El listado de estos ecosistemas queda recogido en el Anexo II “Lista Roja Ecosistemas España”. Según los resultados obtenidos, en España encontramos 53 grupos funcionales de ecosistemas terrestres y 98 marinos.

Por otro lado, la Lista Roja de Europa de Hábitats recoge en España 165 hábitats terrestres y 75 marinos, los cuales se encuentran en el Anexo III “Lista Roja de Europa Hábitats España”.

 

CONCLUSIÓN

En la Lista Roja de Ecosistemas de la UICN en España hay ausencia de datos de evaluación de la categoría de amenaza, por lo que hay que esperar a que se publiquen los datos de los grupos que están trabajando en su evaluación. En este momento se podrá calibrar si hay necesidad de llevar a cabo más esfuerzos en investigación.

En este momento contamos, como guía y referencia, con los distintos grupos funcionales de los ecosistemas en España y con los hábitats pertenecientes a la Lista Roja de Europa de Hábitats.

La LRE tiene una gran potencialidad, y sus impactos en la política y la práctica ambientales van desde la planificación de la conservación hasta la legislación, la regulación de la industria y el monitoreo del cambio de la biodiversidad a escala global.

 

Las investigaciones y resultados de este estudio han sido realizadas en colaboración con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico