A pesar de que esta crisis sanitaria está dejando unos efectos sociales y económicos devastadores, hay una parte del planeta que se está viendo beneficiada.

La Tierra, tras alcanzar en 2019 cifras récord en emisiones de gases de efecto invernadero, hoy se está viendo beneficiada del drástico parón que se ha establecido a nivel mundial.

El tráfico, la industria, el turismo, las aglomeraciones, el consumo… se han visto obligadas a frenar de manera radical, dando paso a un llano silencio en las ciudades con mayor población de España y el mundo.

Se está evidenciando como hay ciertos sectores de la economía que son indispensables. El sector primario hace visible, ahora más que nunca, su labor indispensable frente a otros sectores de la economía.

Los productores agroalimentarios españoles, además de ofrecernos alimento, son garantes del entorno, del paisaje, de la cultura, las tradiciones, aire, agua, biodiversidad… Ellos, que han cuidado de aquello de lo que los demás se olvidan cuando no existen dificultades, se han posicionado como una de las fracciones de la economía más importantes frente a la pandemia. Además, se han posicionado como referentes mundiales debido a su manejo experto, el cuidado de variedades locales y razas autóctonas, las inversiones en I+D+I, producción ecológica y sostenibilidad.  No son un complemento, son una necesidad. Junto a la sanidad, son garantes del bienestar de la población. Los llamados servicios esenciales.

Es hora de dejar de hacer oídos sordos a sus reivindicaciones. Los bajos precios que se les ofrece por su gran labor, en muchas ocasiones, no dejan margen a los agricultores, los ganaderos y los trabajadores del mar. Los efectos de la Globalización, tal y como algunos la entienden y aplican,  someten al sector primario a elegir entre seguir produciendo o abandonar, estrangulan y obstaculizan el comercio local. Las ayudas y/o subvenciones no son suficientes, la coyuntura deja sin alternativas al sector, se están viendo obligados a abandonar sus modos de vida, sus territorios y su gente, están dejando sin población al medio rural.

Por otra parte, con la crisis sanitaria, están apareciendo nuevas complicaciones. La falta de mano de obra obliga a los agricultores a abandonar parte de sus cosechas.  La limitación de la movilidad entorpece los canales de venta de muchas pequeñas y medianas explotaciones familiares y locales. Así mismo, el pequeño comercio y los mercados tradicionales se están viendo perjudicados.

La mejora en la gobernanza y el establecimiento de políticas que favorezcan una redistribución diferencial a la actual contribuiría de manera decisiva a mejorar nuestros patrones actuales de producción, transformación, distribución y consumo, dando las respuestas necesarias, efectivas y diligentes que palien y mejoren la situación.

¿Esto es lo que queremos? Una cuestión para la reflexión.

Existen alternativas claras y eficaces que pueden paliar las salvedades de muchos trabajadores del campo y del mar. El consumo de alimentos de proximidad y kilómetro cero, estableciendo canales cortos de distribución entre productor y consumidor, aumentaría las ganancias del sector primario y disminuiría el precio en la cesta de la compra.  Además, que la distribución desde el pequeño comercio y los mercados tradicionales dejaría de asfixiar a las pequeñas y medianas empresas, dando paso a un reparto de la riqueza en diferentes estamentos sociales.

Ante la actual carencia de mano de obra, un plan de empleo extraordinario y temporal que regularice la situación de muchos inmigrantes irregulares para poder abastecer a los agricultores de la tan necesaria mano de obra para la recolección de fruta.

El suministro de productos ecológicos en los comedores dependientes de la administración pública. La administración tiene que servir de ejemplo. Es el momento de dar un paso al frente y cambiar nuestros hábitos de vida a una forma más sostenible y saludable para el ser humano y el medio ambiente.

Campañas de concienciación y educación ambiental que ayuden a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Una de las mayores carencias que existe en el mundo es la solidaridad frente a las necesidades que han ido apareciendo a lo largo de la historia. Miles de Millones de personas se encuentran en situación de vulnerabilidad. Junto a esta situación, no existen garantías de que la población pueda sobrevivir en condiciones dignas en el planeta del futuro. Las Generaciones Futuras tienen el derecho a que, las presentes, cuiden y guarden de un medio ambiente saludable en beneficio de los que todavía están por llegar.

Ha llegado la hora de establecer el equilibrio. La situación de cuarentena pasará y tenemos el deber de instaurar los protocolos necesarios para que se garanticen los servicios con una dirección proporcionada y armónica para el bien común de toda la población y en cuidado de la naturaleza, la biodiversidad, el medio ambiente.

 

Itziar Armiñanzas Alonso

Fundación Savia por el Compromiso y los Valores