Un nuevo informe de la Comisión para la Supervivencia de las Especies de UICN (CSE) concluye que el contacto y el comercio con animales domésticos y sus productos son, por mucho, la fuente más frecuente de enfermedades infecciosas humanas de origen animal. Si bien existe menos evidencia que rastree los casos de enfermedades zoonóticas a las interacciones directas con la vida silvestre, los riesgos vinculados al comercio mal regulado siguen siendo un factor de preocupación.

Fuente: https://www.iucn.org/es/news/species-survival-commission/202202/la-vida-silvestre-una-fuente-poco-frecuente-de-enfermedades-en-los-seres-humanos-informe-de-la-uicn

Foto: ILRI / Dave Elsworth

El nuevo informe, titulado ‘Análisis de la situación sobre los roles y riesgos de la fauna silvestre en la emergencia de enfermedades infecciosas humanas’, fue publicado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En éste se analizan más de 5.000 fuentes que abarcan tres décadas, para examinar cómo las interacciones humanas con los animales domésticos y silvestres están vinculadas a las zoonosis (enfermedades que son naturalmente transmisibles de animales hacia humanos, como por ejemplo la rabia) y enfermedades infecciosas emergentes de origen zoonótico (enfermedades causadas por patógenos que se originaron en animales y que ahora se transmiten predominantemente de humano a humano, como por ejemplo el VIH/SIDA o el Coronavirus SARS-2).

Si bien el informe encuentra que todas las interfaces humano-animal representan un riesgo de enfermedad, destaca que alrededor del 99% de todos los casos humanos de zoonosis recurrentes provienen de animales domésticos y sus productos dentro de entornos dominados por el ser humano, ya sea a través de la transmisión directa o a través de sistemas de alimentos, agua o insectos. En contraste, los autores encontraron evidencia publicada para sólo 47 eventos confirmados vinculados al comercio de vida silvestre durante los últimos 28 años. Esto equivale a menos de dos casos documentados por año, en comparación con un total estimado de mil millones de casos anuales directos o indirectos de zoonosis a nivel mundial. Sin embargo, el informe señala que, a pesar de la relativa escasez de evidencia de eventos documentados, el comercio de vida silvestre representa un riesgo de propagación de nuevos patógenos, y que incluso eventos únicos pueden tener consecuencias importantes.

«A raíz de la pandemia de COVID-19, se ha prestado mucha atención a la transmisión de patógenos animales a humanos en el comercio de fauna silvestre, que necesita ser monitoreado y regulado mucho más de cerca y de una manera bien dirigida», dijo Richard Kock, co-autor del estudio, científico del Royal Veterinary College y del Grupo de Especialistas en Salud de Vida silvestre de UICN (IUCN SSC Wildlife Health Specialist Group, en inglés). «Sin embargo, no encontramos evidencia que justifique amplias prohibiciones para el uso sustentable y legal de fauna silvestre desde una perspectiva de riesgo de enfermedad. De hecho, tales prohibiciones podrían ser contraproducentes, ya que pueden empujar los mercados a la ilegalidad, con rutas de comercio desconocidas y probablemente más peligrosas».

A fin de abordar y minimizar los riesgos para la salud humana relacionados con los animales domésticos y silvestres, el informe destaca la necesidad de un enfoque holístico para detectar, monitorear, prevenir y controlar enfermedades infecciosas en poblaciones humanas y animales, que tenga en cuenta las numerosas interacciones entre humanos, animales domésticos, vida silvestre y salud de los ecosistemas: un enfoque conocido como “Una Sola Salud”. Respecto al riesgo de enfermedades en el contexto del comercio de vida silvestre específicamente, el informe llama a la implementación de medidas específicas y basadas en la evidencia, como una mejor vigilancia epidemiológica, mejor higiene y controles regulares de salud animal en los mercados de vida silvestre, al menos bajo las mismas normas requeridas para el comercio de animales domésticos; pero desaconseja el uso de prohibiciones generalizadas e indiscriminadas.

«Si bien muchas enfermedades pueden haberse originado históricamente en la vida silvestre, la evidencia disponible apunta claramente a las interacciones con animales domésticos como una fuente mucho más significativa de zoonosis en humanos. Si continuamos aumentando nuestra producción de alimentos de origen animal, no sólo impulsaremos una mayor pérdida de biodiversidad, sino que también aumentaremos aún más el riesgo de futuras pandemias. Necesitamos repensar la manera en la que interactuamos con el mundo natural y proteger y restaurar los ecosistemas que sirven como barreras ecológicas naturales que mantienen el equilibrio entre los humanos, los animales domésticos y la vida silvestre», dijo Hernán Cáceres-Escobar, co-autor del estudio, científico en el Royal Veterinary College, de la Universidad de Sapienza de Roma y del Grupo de Especialistas en Salud de Vida silvestre de UICN (IUCN SSC Wildlife Health Specialist Group, en inglés).

Disponible en inglés, lea el informe completo aquí: https://doi.org/10.2305/IUCN.CH.2022.01.en

El informe fue escrito por Richard Kock (Royal Veterinary College y IUCN SSC Wildlife Health Specialist Group) y Hernán Cáceres-Escobar (Royal Veterinary College, Universidad de Sapienza de Roma y IUCN SSC Wildlife Health Specialist Group). Con aportes técnicos y comentarios proporcionados por un comité asesor compuesto por expertos de la Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN(CSE), la Comisión de Gestión de Ecosistemas de la UICN (CGE), la Comisión de Política Ambiental, Económica y Social de la UICN (CPAES), TRAFFIC, Universidad de Oxford, WWF International, y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). El proceso de revisión externa se llevó a cabo gracias a la colaboración de expertos de la Universidad de Oxford y el Centro Nacional para la Investigación Científica – UMR ASTRE, CIRAD, INRAE – Facultad de Veterinaria y Tecnología, Universidad de Kasetsart, Bangkok, Tailandia.

Citas de apoyo:

«La ciencia no busca verdades definitivas, inflexibles e incuestionables – lo que es sin duda la fortaleza más grande de la investigación científica. Más bien, los científicos reúnen toda la evidencia disponible y llegan a conclusiones basadas en datos existentes, lo que significa que el asesoramiento político informado por la ciencia necesariamente evoluciona a medida que el conocimiento se profundiza… Ese es el propósito de este documento: guiar la opinión pública sobre el rol y los riesgos de la fauna silvestre sobre la aparición de enfermedades infecciosas humanas e inspirar a líderes mundiales y gobiernos para llevar a cabo acciones basadas en la evidencia», escribió en el prólogo del informe Jon Paul Rodríguez, Presidente de la Comisión para la Supervivencia de las Especies de la UICN.

«En la prisa por abordar crisis como la de COVID-19, es natural hacer suposiciones sobre las causas, efectos y, por lo tanto, respuestas adecuadas a lo que a menudo son problemas complejos. Este informe destaca la poca evidencia que tenemos sobre el papel de la fauna silvestre en la transmisión de enfermedades a los humanos y, por lo tanto, cómo lo que puede parecer que son acciones obvias a tomar pueden no abordar realmente el problema principal, que es la producción no sustentable de alimentos a escala global», dijo Dilys Roe, miembro del grupo asesor para este informe, Investigador Principal del Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo (IIED, en inglés) y Presidenta del Grupo de Especialistas de Uso Sustentable y Medios de Vida (SULi, en inglés).

“En América Latina el uso de vida silvestre es de vital importancia para comunidades indígenas y locales. Varios de los ejemplos relevados sugieren que las prohibiciones de uso de fauna implican un costo enorme que recae especialmente sobre los más vulnerables. El reporte concluye, luego de una rigurosa investigación, en una contra-narrativa a la demonización de la vida silvestre como causante de la pandemia, y lleva a revisar los patrones de producción y consumo, así como nuestra relación con la Naturaleza.”, según Gabriela Lichtenstein, miembro del grupo asesor para este informe, Vice coordinadora Regional para Meso y Sud América de la Comisión para la Supervivencia de las Especies de UICN e investigadora de CONICET.